domingo, 12 de junio de 2016




LOS  PRESIDENCIABLES  DE  SEMANA

Por Peloecaña

Un columnista de la nómina de la revista Semana aborda en este número, cuya circulación se inicia hoy, el tema de los presidenciables hipotéticos sucesores del peor gobernante, si es que así se puede llamar, que en esta tierra sufrida y aguantadora ha habido, desde que los asiáticos cruzaron el estrecho de Bering para repoblar esta parte del mundo.

Según el escribidor de la revista hay 32 personas que pueden suceder a este genio del desgobierno y émulo de Judas y Fouché.

Debo advertir que en la lista no están todos los que son, ni son todos los que están; gajes de un ejercicio tan aventurado y  audaz.

De igual manera hay que dejar constancia de que la nominación no está exenta de insidias y malas intenciones, que son características de la personalidad del autor.

También es importante anotar que, hoy por hoy, no hay en Colombia un solo partido con la necesaria y suficiente prestancia para sacar adelante cualquier candidatura; el éxito será de quien logre las coaliciones más afines y más sólidas en torno a sus programas y a su nombre.

Habrá, desde luego,  el candidato del régimen y los de la oposición de diestra y siniestra, como los medios han dado en clasificar arbitrariamente a la opinión pública.

Para no copiar exactamente el orden de su lista al columnista con apellido con rango de militar, permítanme cambiar el  que él usó.

El otrora glorioso Partido Liberal, según Semana, tiene en sus cuadros o mosaicos, al Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, representante de la selección del proceso 8.000.

Lo sigue otro notable representante de ese equipo, el doctor Humberto de la Calle, elegido como fórmula vicepresidencial del presidente Samper, con el mismo patrocinio de los Rodríguez Orejuela y patrocinador de la Constitución de 1991, expedida para sacar a Colombia de la violencia y para opacar la de 1886. A la vista está el resultado.

La viabilidad de esa candidatura está en entredicho, porque estando las cosas como están el candidato continuista del régimen será timochenco y, desde luego, así ya está pactado con el presidente Santos, campeón de la lealtad y la solidaridad.

Los demás presidenciables del liberalismo, los doctores Luis Fernando Velasco y el senador Juan Manuel Galán no tienen velas en ese entierro; Colombia no resiste dos Juan Manuel y menos consecutivos; el Ministro del Posconflicto, Rafael Pardo, y la doctora Vivian Morales correrán la misma suerte del resto de sus copartidarios; deben declinar a favor del candidato de Santos, timochenco.

Los integrantes del mosaico de elegibles, en representación del Partido de la U, Roy Barreras, Armando Benedetti, la Ministra de Educación, Gina Parody, Aurelio Iragorri, Sergio Díaz-Granados (?¿), Juan Carlos Pinzón y Rodrigo Rivera hacen parte de la comparsa que más que nada es un mal chiste.

Los del Partido Verde, Sergio Fajardo, Claudia López, Antonio Navarro y Carlos Caicedo (?¿),  todos están verdes.

Los del Polo Democrático, o la siniestra, integran su nómina con la Ministra del Trabajo Clara López Obregón, nieta y sobrina de expresidentes liberales, los de la Handel y Mamatoco, de la más rancia estirpe oligárquica, en quien los explotados y desposeídos de Colombia han depositado todas su esperanzas.

El senador Jorge Enrique Robledo, de la más nítida extracción popular de Manizales; el mejor alcalde de Bogotá en toda su historia, desde Gonzalo Jiménez de Quesada, hasta nuestros días,  Gustavo Petro; el cenador con c, Iván que se peda; y la inefable Piedad Córdoba.

Ubica Semana al doctor Álvaro Leyva Durán en las toldas siniestras pero él dice que morirá en su Partido Conservador; y como dijera Laureano Gómez, a la gente hay que creerle, a  pesar de Vásquez Carrizosa y de Álvaro Pío Valencia.

¡Pobre siniestra colombiana!

Se equivoca el periodista de Semana cuando incluye como presidenciables conservadores al Ministro de Hacienda, doctor Cárdenas y al representante Barguil; ninguno de los dos es decididamente conservador; el primero, es sostén del régimen desde su cargo burocrático y el último, por parentesco de afinidad, está en comisión en el Partido Liberal.  

El vicepresidente Vargas Lleras tiene estirpe de estadistas, pero también tiene lastres importantes. Su desmedida hambre burocrática, que ha llevado a su partido Cambio Radical a cometer errores protuberantes: la presencia de su hermanos en todo el proceso de Coopsalud; la permanencia en el Ministerio del Medio Ambiente de un generoso repartidor de licencias ambientales y el último tropiezo, el aval dado a la defenestrada Gobernadora de la Guajira señora Oneida Pinto.

Otro factor en contra de las aspiraciones presidenciales del doctor Vargas Lleras es su estado de salud, al que por elemental respeto no me voy a referir.

Se especula con un hipotético respaldo del Centro Democrático a su candidatura; esa decisión sería, en mi modestísima opinión, la expedición de la partida de defunción de este reciente partido político.

Deliberadamente he dejado el análisis de las nominaciones de los hipotéticos candidatos presidenciales afines al C.D. en que aparecen candidatos de extracción claramente conservadora.

El doctor Oscar Iván Zuluaga ya cumplió su ciclo; en política también es cierto que cada día trae su afán.

Con mucha pena y con mucho respeto debo decir del doctor Carlos Holmes Trujillo que él hace parte de ese selectísimo número de colombianos que les sobran méritos para ser presidentes de la República, como los doctores Álvaro Gómez Hurtado, Gilberto Alzate Avendaño, Otto Morales Benítez, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán Sarmiento, Hernán Jaramillo Ocampo, pero que la presidencia les fue esquiva, para infortunio de la Patria.

Contrario sensu, hubo otros que Colombia no se los mereció nunca como mandatarios y que por desgracia lo fueron o lo son como el presidente que hoy nos toca padecer.

Al doctor Iván Duque y a Paloma Valencia hay que decirles que la vida es larga y que cada día trae su afán.

A la doctora Martha Lucía Ramírez el Partido Conservador no tiene como pagarle el haber rescatado su dignidad y haber evitado su desaparición.

Por último, el doctor Alejandro Ordóñez Maldonado es la más grande esperanza de Colombia y el más calificado de nuestros ciudadanos para rescatarnos de la tragedia moral, social, política, económica e institucional que el Presidente Santos ha significado para la nación, para el país y para la patria, su talante de estadista, y su alma sin pliegues ni sombras nos permite cree en él, por sabio y probo.

Cuando los detractores de un personaje de su talla, solo encuentran argumentos para descalificarlo, por sus creencias religiosas y por su nitidez ideológica, es porque es confiable y garantía sobrada de buen gobernante.

Los más destacados voceros de la oposición al régimen, distintos al marxismo, deben cerrar filas en torno a su persona y a sus ejecutorias y respaldarlo, asesorarlo y enriquecer sus planes y programas de gobierno.


1 comentario: