LAS  ARMAS Y LAS LEYES

Por Peloecaña

No se ponen de acuerdo los cronistas, los historiadores, los fabuladores o los sobachaquetas en definir quien fue el autor de la frase lapidaria: "Si las armas os dieron la independencia, las leyes os darán la libertad".

Algunos, unos pocos, se la atribuyen al Libertador; la mayoría afirma que fue Santander el afortunado y gran filosofo quien la acuñó.

De todos modos ese detalle no cambiará la historia; de pronto ninguno de los dos la pronunció. Para efectos de este escrito, séame permitido endilgársela al hombre de las leyes, así tendrán más fuerza mis argumentos contra los que han querido ser los depositarios institucionales de la legalidad, en esta patria  maltratada y adolorida.

La frase de Santander no tiene nada de certero; por eso no pudo haberla pronunciado el Padre de la Patria; es más propia de la mentalidad de rábula de Don Francisco.

Las armas no nos dieron independencia, porque siempre hemos sido dependientes de alguien; y la leyes, tan abundantes en nuestra historia, solo son utilizadas en la medida que sirvan para sojuzgarnos, en el más prístino  y literal sentido del vocablo.

Una de las diferencias sustanciales que los políticos han querido señalar entre los liberales y los conservadores que aún quedan en este país, es la creencia que permite asumir que la libertad y el orden son incompatibles.

¡Tamaña mentira! La libertad sin el orden es una quimera, una protuberante y colosal estafa. Por eso acertaron los padres de nuestra nacionalidad cuando diseñaron el Escudo Nacional y colocaron su lema: Libertad y Orden.

Los santanderistas conspiradores contra el gran Simón Bolívar avivaron el fuego de su insidia y mantuvieron encendida la razón de su felonía, en el énfasis que le dieron a su causa, justificándola por la tendencia proclive del genio de la guerra al gobierno ejercido con mano firme. 

Pronto algunos se dieron cuenta de su error, entre ellos el primero, Don Mariano Ospina Rodríguez, quien tuvo el valor moral e intelectual de sacudirse de la coyunda santanderista y dejar para la posteridad, entre otros, estos postulados:

- El orden constitucional contra la dictadura.

Eso es lo que los doctores Álvaro Uribe Vélez, Fernando Londoño Hoyos, los jefes del Centro Democrático, y todos los colombianos de bien reclamamos del régimen y del gobierno santanderista.

- La legalidad contra las vías de hecho.

Toda Colombia está hastiada de que la legalidad haya sido suplantada por las vías de hecho, por las Ramas Legislativa y Jurisdiccional de este régimen santanderista, de oprobio y vergüenza.

- La libertad racional en todas sus aplicaciones, contra la opresión y el despotismo.

Por eso nos negamos a aceptar la opresión de los fusiles de la guerrilla y el despotismo del régimen judicial marxista que nos arrincona y encierra. 

- La seguridad contra la arbitrariedad de cualquier género.

El régimen santista cambió la Seguridad Nacional por la arbitrariedad en todas sus manifestaciones; todo lubricado y aceitado por mermelada de todos los sabores.

- La civilización contra la barbarie.

Civilización y civilidad andan asidas de la mano; barbarie y violencia impune, juntas, andan esposadas para que se mantengan unidas.

Si nos detenemos por un momento a escudriñar la historia republicana de Colombia, vamos  a encontrar cómo hitos de la nacionalidad dejaron las toldas libertarias para enmendar el camino, por ejemplo el insigne Rafael Núñez y el Gran Colombiano Álvaro Uribe Vélez, porque cada uno de ellos encontró que solo dentro del orden es viable la libertad.

Por eso el sacrificado doctor Álvaro Gómez Hurtado dijo con certeza apabullante: "Conservatismo hay mucho, Partido Conservador muy poco".