EL PASTORCITO MENTIROSO
Por
Peloecaña
La
tradición popular le atribuye a Esopo, fabulista griego, la autoría del cuento
de El Pastorcito Mentiroso y, como en toda fábula, la narración debe dejar un
mensaje didáctico, una enseñanza.
El
pastorcito del cuento, de tanto engañar a sus vecinos anunciando
falsamente la llegada del lobo depredador de sus ovejas, logró perder su
credibilidad; a tal punto la perdió que cuando el lobo llegó de
verdad, nadie llegó a auxiliarlo y la fiera no dejó títere con cabeza.
Pero
como el hombre es el único animal que se tropieza varias veces en la misma
piedra del camino y omite arrancarla, por no caer en el hueco que
extraerla deja, sigue cayendo.
Eso le
está pasando a quienes creen en las mentiras de las FARC y en las de su
vocero oficial y oficioso, el presidente Santos de primero.
Los
dos, mentirosos consuetudinarios, irredentos e impenitentes,
a quienes hace décadas no les queda nada de credibilidad, siguen
encontrando crédulos, a pesar de los reiterados engaños y burlas, y todos
esos creyentes, motivados por el espejismo de una paz inexistente, por la
falta de voluntad de los generadores de violencia en todas sus manifestaciones,
especies y tipos, para de verdad tranquilizar y sosegar los espíritus y las almas
de esta patria amada, martirizada hasta el infinito.
Juan
Manuel Santos Calderón escogió el hobby de jugador de póquer, en cuya
práctica se siente tan a gusto, porque nunca ha dudado que ese ejercicio
adictivo es la droga que sacia sus instintos de tahúr, en la medida en que
se basa en hacer trampas, decir mentiras y engañar y timar a todos lo que se
atrevan a compartir mesa con él, y que le permite gozar y disfrutar de los
placeres bajos de la drogadicción. Ese es su hábitat, su bronx.
Repasar
su vida familiar, ancestral, es la demostración de una simiente de traiciones y
engaños y desengaños. Basta con leer El TIO, de Félix Marín, y ahí encontramos
el episodio oscuro y repugnante, urdido por uno de los herederos del
magnate periodístico y expresidente liberal, para sacar del testamento del
tío al sobrino y padre de Juan Manuel, por su propio hermano, el padre del
exvicepresidente del Dr. Uribe.
Todos
quienes han tenido el peligro de ser sus próximos han sido traicionados, sin
excepción, que confirme esa conducta; por tanto, su credibilidad no existe,
como tampoco existen los acuerdos de La Habana, después del resultado del
plebiscito del 2 de octubre de 2016.
Y los
paramilitares de las FARC también padecen del mismo mal,
carecen del más mínimo átomo de credibilidad, gracias a su propia
voluntad y conducta, porque han demostrado con creces que la paz de
Colombia no cabe en sus corazones, no es admitida en sus procederes y
porque son alérgicos a la verdad, alérgicos crónicos a la verdad.
Todos
los presidentes de Colombia que han intentado ponerle fin a la acción
guerrillera, a través del diálogo y la negociación, han sido víctimas de la
mentira como medio de lucha de la insurgencia, para acceder a todo el poder,
pues como nunca han dejado de sostenerlo y practicarlo, todos absolutamente
todos los instrumentos para lograr la hegemonía comunista se valen, porque para
las FARC y sus conmilitones, el fin justifica los medios.
Con
Santos no tiene por qué haber excepciones, máxime cuando los dos beben de
la misma fuente ideológica, el marxismo; así se llama el cordón umbilical que
los une.
Por
eso, respetuosos admiramos las intenciones de diálogo de los doctores Pastrana,
Uribe, Ordóñez, Martha Lucía Ramírez y demás líderes de la bien lograda
victoria en el plebiscito del 2 de octubre; pero como los hechos son tozudos,
nos resistimos a creer en la buena fe de su contraparte, el gobierno y la
guerrilla, orquestada por todos sus áulicos de la mesa de la unidad, las
altas cortes y el periodismo fletado y prepago.
Lo
imprescindible por ahora y lo fundamental para Colombia, es darle forma
inmediata a una gran coalición que tenga los arrestos y los votos suficientes,
para deponer tan nefanda tenaza, FARC- gobierno corrupto de Santos y sus
correligionarios.
Cada
día que aplacemos esta decisión estamos festinando el futuro inmediato de Colombia.
De eso quedan notificados las doctoras Marta Lucía Ramírez, Paloma Valencia,
María Fernanda Cabal y todo ese selectísimo grupo de mujeres patrióticas que
viven y sienten la Patria como algo que llevan en sus entrañas.
La misma
notificación va para los doctores Álvaro Uribe, Andrés Pastrana, Alejandro
Ordóñez, Fernando Londoño, Jaime Castro, Plinio Apuleyo Mendoza, Juan
Lozano, Carlos Holguín, Mariano Ospina, Enrique Gómez, igual para
los Generales Harold Bedoya y demás integrantes patriotas de ACORE, para el
Coronel Plazas Vega y para todos los hombres libres de la tierra del café y para
la juventud que no quiera llevar el hierro en el cuello, por pesado y
humillante.
La
cuota inicial, la primera victoria del triunfo final se cumplió el 2 de octubre
de 2016.
Sesudo y ameno como siempr y con su contenido de extraordinaria ensenianza. Buena esa Maestro Peloecana
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