sábado, 7 de enero de 2017






EL CENTRO DEMOCRÁTICO, UN FORO DE HOMBRES LIBRES

Por Pelocaña

Desde mi óptica de conservador integral, me tomo el atrevimiento, con la certeza de atinar, de opinar a cerca de la militancia del último partido político fundado en Colombia, sin pertenecer a él, el Centro Democrático, con la razón que me otorga el ser uribista racional y el haber votado, desde su fundación, por sus candidatos al Senado y de sentir identidad casi total con sus dirigentes y voceros.

Creo que quienes integran ese Partido, dirigentes y militantes, constituyen, sin duda, un foro de hombres libres y, en consecuencia, la discusión y el cuestionamiento no pueden ser flor exótica en esas toldas.

El doctor Fernando Londoño Hoyos es el dechado de mostrar en esa práctica democrática, la de disentir; de no ser así, él estaría  bajo otra égida ideológica.

Ese talante debe ejercerse con respeto a las personas, con absoluto apego a la verdad y con sustento probatorio a la expresión de ese disenso. Lo contrario no se vale.

A raíz del cuestionamiento permitido y permisible a algunas posturas públicas de uno de los  precandidatos del Centro Democratico, el doctor Iván Duque, colombiano ilustrísimo,  político y Senador, desde luego, superilustrísimo, por algunos también ilustres forjadores de opinión, se ha formado la de Troya.

El 30 de diciembre de 2016, apenas hace 8 días, un grupo de eminentes colombianos,  todos uribistas, no sé si todos afiliados al Centro Democrático, dentro de los cuales para mi el más eminente es el doctor Jesús Vallejo Mejía, se refirieron, en escrito magistral por venir de quienes viene, a lo que todo el país reclama, "Hay que pasar a la acción", y señalaron la urgencia de actitudes más contundentes de parte del Centro Democratico, partido insignia de la oposición al régimen, para contrarrestar la acción de la tenaza Santos-FARC, que tan gravemente atenta contra la democracia colombiana.

Para hacer mas puntuales sus críticas, los 14 firmantes tuvieron la audacia de referirse en concreto al doctor Iván Duque. ¡Quien dijo miedo!; ni que hubieran tocado al doctor Laureano Gómez o alguno de los doctores Lleras o al doctor Uribe, rasgadura colectiva de vestiduras, grito de división en el Centro Democrático, hecatombe en la oposición democrática a la tenaza Santos-FARC.

Señores, ¡más mesura, tranquilidad y sindéresis! Nuevamente el doctor Fernando Londoño nos muestra el camino cuando, con razón, ha glosado las actitudes del Papa Francisco, sin dejar de  ser católico, la actitud de quienes acudieron presurosos a darle el soplo divino al monigote de los Acuerdos de La Habana y a infundirles vida, sin dejar de ser figura epónima del Centro Democrático.

¡Pues no! Ahora resulta que, por virtud de intereses políticos válidos y respetables, hemos resuelto convertir al doctor Iván Duque en intocable y a su figura preeminente, en incuestionable. ¡Por favor! esa es la mejor manera de eliminarlo de la contienda interna del Centro Democrático, por la nominación a la candidatura presidencial de ese Partido.

Falta ver si el candidato único de la oposición será escogido de las filas del nuevo partido o si se llega a un consenso, para designar una figura más aglutinante y mejor garantía de éxito frente a la tenaza Santos-FARC.

Por lo pronto, la excepcional manera de responder a las preguntas que formulara el entrevistador doctor Londoño al doctor Rafael Nieto Loaiza dejó a sus presuntos émulos bien  lejos de su solvencia intelectual y de su talante de estadista.

El mensaje de los 14 de la fama disparó los timbres y se abrió el partidor de las réplicas y algunos Senadores del Centro Democrático y columnistas empezaron la polémica como si se tratara del juicio final, réplicas y contrarréplicas, cuestionamientos perentorios al periodista Eduardo Mackenzi, respuesta de Mackenzi a Libardo Botero, que ponen a prueba la solidez de su amistad; el doctor Vallejo Mejía pregunta hoy, "En que estamos" y Libardo Botero clama: "Por última vez Mackenzi”.

Respóndanse con la mano en el corazón, ¿ha valido la pena tanto enfrentamiento y tanto debate, por la audacia de reclamar más claridad en sus conceptos, a un colombiano eminente, el doctor Iván Duque?

Mientras tanto, no aprendemos del silencio sabio y prudente del doctor Álvaro Uribe Vélez; ¿a favor de quien otorga su mutismo? 


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