viernes, 16 de junio de 2017







A LAS COSAS POR SU NOMBRE Y A LAS PALABRAS POR SU REAL SIGNIFICADO

Por Peloecaña

El pasado 14 de junio hicieron la presentación de  la Directiva  para la Protección de los Defensores de los Derechos Humanos. 

En un país civilizado esas personas que asumen la defensa de derechos tan esenciales y elementales no necesitarían de protección por la bondad implícita de su actividad.

Sería tanto como instituir la directiva de los derechos de las madres, frente a los atropellos de sus hijos; pero la realidad social es otra y ya lo inalienable es lo conculcable y la dignidad de las personas es absolutamente episódica y supeditamos los derechos de los animales a los de los seres humanos. Así anda el mundo de hoy. 

Ahora es líder quien habla más duro, aunque no sea jefe ni guía de alguien, y defensor se confunde con quien asume la causa de lo indefendible. 

Hasta tal grado de confusión hemos llegado, que los apologistas de los más evidentes y reiterados violadores de los  auténticos Derechos Humanos se ganan el epíteto de líderes y defensores. Si, amigo lector, no se llame a escándalo, ni sienta que está leyendo la opinión enajenada de un loco.

En reunión de verdaderos líderes del mundo, realizada el 10 de diciembre de 1948 en el Palais de Chaillot de París, se expidió la Declaración Universal de los Derechos del Hombre que fue adoptada por la Asamblea General de la Naciones Unidas.

Por eso expresaron: DECLARAMOS.

Y a continuación plasmaron en 30 artículos lo que todos aceptamos que constituyen los Derechos Humanos.

Repasando una por una esas exaltaciones de la dignidad humana, encontramos que todas, sin excepción, han sido conculcadas y pisoteadas por las acciones continuadas de las FARC y demás grupos guerrilleros que operan en Colombia y en el mundo, llámense  como se llamen.

En Colombia, el régimen de turno, el actual, acostumbrado a violar toda normatividad institucional vigente, hace caso omiso del texto y del espíritu de la cláusula trigésima de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, entendiendo la expresión hombre, como sinónimo de humanos, y que a letra dice: "Artículo 30º. Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al  Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración." 

Los Acuerdos  de La Habana son paradigma de la violación a ese artículo 30º.

Atendiendo el tenor de lo transcrito, en este caso concreto, Colombia es el Estado transgresor y las FARC el grupo también transgresor.

El señor Procurador, Dr. Fernando Carrillo Flórez, que en el acto público de  presentación a que arriba me refiero, expresó : "Hoy es un día especial para la Procuraduría General de la Nación. Es un día para ratificar nuestro compromiso con la Constitución Política y con su carta de derechos."

Como el movimiento se demuestra andando, quiero pedirle, respetuoso, que ejerza sus funciones a plenitud, no solo para proteger los derechos de los "líderes" sociales y los de los  "defensores" de los derechos humanos,  siempre proclives al marxismo leninismo y a las guerrillas ídem, sino a los de todos los humanos que habitan o habitaron en Colombia y que exija de las autoridades judiciales competentes que no permitan que los autores intelectuales del magnicidio del más ilustre de todos los colombianos, el Dr. Álvaro Gómez Hurtado, sean declarados inocentes por prescripción de la acción penal. 

Que tampoco permita que la Honorabilísima Corte Suprema de Justicia defina la situación jurídica del Dr. Luis Alfredo Ramos Botero, después de que se hayan cerrado las inscripciones para los candidatos a la Presidencia de la República.

Que la Sala Penal de la primera autoridad judicial actúe con la misma presteza con la que ordenó a la Fiscalía la libertad del guerrillero, reclamado en extradición por un Juez Americano, decisión tomada de oficio y que provocó la airada y justa reacción del Gobierno de los EE.UU. a través de su Embajador en Bogotá.


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