domingo, 11 de junio de 2017







VOLVER  AL  PASADO

Por  Peloecaña

El doctor Guillermo Perry Rubio, exministro de hacienda del expresidente Samper, exsenador liberal y  economista de aquilatadas virtudes y, desde luego, académico de innegable prestancia, en su columna habitual de hoy en el diario El Tiempo, encabeza su artículo dominical con esta pregunta:

¿Podrá ganar el candidato del CD, proponiendo un regreso al pasado, en un país de jóvenes?

Doctor Perry, indefectiblemente SÍ. 

Permítame evocar una frase de alguien no tan despistado: "No se puede construir el futuro demoliendo el pasado".

Sin el pasado, que somos sus ancestros, la juventud no sería y la humanidad hubiera desaparecido por ausencia de causa.

Desde luego que los primeros electores del candidato del Centro Democrático serán los jóvenes, porque el futuro que les espera, nacido del presente vergonzante, es bien oscuro y nada halagador.

¿Por qué los ciudadanos americanos, especialmente los jóvenes, optaron por el presidente que eligieron?  Porque añoraban el pasado glorioso, que equivocadamente les quitó el señor Obama.

La diferencia consiste en que en Colombia la juventud escogerá un presidente infinitamente superior a Trump.

El presente de Santos es lo más lamentable y oprobioso que le haya podido suceder a nuestra querida Patria, en toda su historia republicana.

Una vez posesionado de la presidencia, la felonía y la deslealtad fueron el norte de su gobierno; cambió de amigos como quien se cambia de corbata; se destapó como un mentiroso empedernido; se convirtió en el mayor corruptor de la historia de Colombia. Para él, todo es comprable e hizo pública su clandestina alianza con la guerrilla de las FARC y afines. Envileció la libertad de prensa y la volvió mercancía de trueque.

Ante este estado de cosas, es fácil decidir volver al pasado reciente, al del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, donde están los valores que necesita la juventud para tener un buen futuro, sacrificado pero halagador, difícil pero cierto, el mismo que Churchill le ofreció a los Ingleses y que les permitió volver al pasado: "Sangre, sudor y lágrimas."

Después de leer su columna de hoy debo decirle, respetuoso, al doctor Perry que su futuro no está en el análisis político; continúe con la economía.

Colombia añora el pasado reciente, el de la Seguridad Democrática, donde se había vuelto a poder pescar de noche; el del terreno propicio para la inversión extranjera; el de la justicia social; el del cumplimiento de la palabra empeñada por el gobernante; el de los consejos comunales; el del respeto al disenso; el de la defensa firme y sin estridencia de la integridad nacional; el de saber siempre a qué atenerse.

Hoy, cuando el régimen no ha hecho mas que festinar la dignidad nacional, desinstitucionalizar la Nación, como si fuéramos espejo de Venezuela, donde la independencia de los poderes es una quimera, porque el presidente ya conoce el  precio de la Rama Legislativa y ha calibrado el de la Rama Jurisdiccional,  a los colombianos que sentimos la Patria, que nos duele la desintegración del País, que padecemos la ausencia de Nación, no nos queda sino volver al pasado glorioso de hace apena siete años.

Para los  economistas que manejan cifras y datos estadísticos, como fuente esencial de su éxito profesional, las encuestas son  indicadores que no se puede ignorar, y esas cifras día por día nos revelan la impopularidad del gobierno, el rechazo a los acuerdos de la Habana y el descontento con el presente doloroso y funesto. No se puede tapar el sol con un dedo.

El Centro Democrático es el partido político que tiene las mejores opciones presidenciales y los más jóvenes precandidatos, y un jefe que como  lo reconoce el  doctor Perry "...pues ese grupo tiene una ventaja: Dispone de un jefe que disciplina, tira línea, aglutina y puede mover mucha gente a favor de cualquiera que escoja".

Amén de los demás jefes de reconocida prestancia nacional y prestigio bien ganado que, sin duda, constituirá la Gran Alianza para "volver al pasado”.

Solo le tememos al poder corruptor del presidente, reforzado ahora por el poder intimidatorio de las FARC que pueden, una vez más, escamotear la voluntad popular.

Si el poder electoral es imparcial no habrá segunda vuelta; el voto por volver al pasado triunfará sin esguinces ni dudas.


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