LOS DOCTORES RODRIGO LLOREDA CAYCEDO Y ANDRÉS PASTRANA ARANGO
Por Peloecaña
Como en estos días se han lanzado opiniones, que son juicios de valor,
contra el expresidente Andrés Pastrana Arango, a raíz de las diferencias
particulares sobre temas públicos que tuvieron que ver con las actuaciones,
también públicas, del expresidente con su Ministro de Defensa, Dr. Rodrigo
Lloreda Caycedo, resumidas dichas opiniones en una frase piedracielista: "Pastrana echó a Lloreda como a un
perro del Ministerio de Defensa", no puedo dejar pasar indiferente tal
afirmación, pues sencillamente riñe con la verdad.
El Dr. Rodrigo Lloreda Caycedo fue un colombiano insigne y epónimo; negarlo
es no solo una gran necedad, sino la más grave y tamaña de las
injusticias.
Además de ser, quizá, el más destacado exponente de la sociedad
vallecaucana, enriqueció su abolengo con rutilantes merecimientos
académicos y con su bonhomía ejemplar; de él se puede decir, sin duda ni
titubeo, que fue un hombre justo, sabio y probo y que brilló con luz propia
por donde quiera que anduvo.
Fue notabilísimo militante del Partido Conservador; jamás fue inferior al
legado de sus mayores, especialmente al de su padre, Don Lalo Lloreda.
Cuando el Partido Conservador se dividió, en torno a las figuras de dos de
sus más grandes figuras, los Dres. Laureano Gómez Castro y Mariano Ospina
Pérez, Don Lalo, tomó partido al lado del expresidente Ospina y otro valluno
cimero se alineó en esa lucha fratricida bajo las banderas del Laureanismo, el
Dr. Álvaro H. Caycedo.
Desde las columnas del diario Occidente Dirigido por Don Álvaro H.,
los laureanistas se atrincheraron y fue fuerte de combate en esa
confrontación, el periódico El País, fundado por Don Lalo Lloreda.
El Dr. Rordrigo Lloreda Caycedo fue primero ospinista de alta notoriedad
y después pastranista también notabilísimo.
Por su capacidad personal y por sus méritos políticos, fue Senador por el
conservatismo del Valle del Valle del Cauca; antes había ejercido, con
lujo de competencias, la Gobernación de su Departamento y la
Alcaldía de Cali; también fue Ministro de Educación, Ministro de
Relaciones Exteriores, y Ministro de Defensa; Designado a la Presidencia de la
República; Embajador de Colombia ante el Gobierno de los Estados Unidos
de Norteamérica; y candidato Presidencial, por el Partido Social Conservador,
siempre dentro de los postulados de su colectividad.
Pocos colombianos pueden ostentar tan brillante hoja de servicios, a su
ciudad natal, a su región de origen, a la patria amada y a su
colectividad, y siempre se desempeñó con lujo de competencia y con eficiencia
ejemplares.
Del Dr. Andrés Pastrana Arango se puede hacer la reseña anterior; no voy a
repetir su hoja de servicios a Colombia, porque el país lo conoce, porque sigue siendo protagonista de vanguardia en la
lucha permanente por lograr una patria grande respetada y digna.
Sus detractores no han podido ensombrecer su imagen de excelente patriota,
de hombre de estado y de colombiano íntegro.
Su sola denuncia pública para defendernos de ignominioso epíteto de
haber sido un estado fallido, por la vesania del presidente que nos
llevó a ser la narcodemocracia del momento en el mundo, es suficiente
título para entrar a la historia de Colombia, por la puerta grande.
Fueron condiscípulos del Dr. Rodrigo Lloreda Caycedo, entre otros, los Dres.
Álvaro Leyva Durán y Fernando Londoño Hoyos, los dos lo conocieron y por eso lo
admiraron y quisieron entrañablemente.
Por sus firmes convicciones, siendo candidato presidencial por segunda vez,
el Dr. Pastrana Arango se embarcó, en la azarosa empresa de hacer realidad
el texto y el espíritu del artículo 22º de la Constitución Política de
Colombia, que dice: "La paz es
un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento".
Su texto es tan nítido y contundente que no admite interpretación distinta
a la literal.
Como el candidato Pastrana Arango y el político Leyva Durán son amigos de
verdad y de vieja data, por lo menos desde que Leyva fue Secretario Privado del
expresidente Misael Pastrana Borrero, y el primero era alumno de bachillerato,
del Colegio San Carlos, fue por lo que el Dr. Álvaro Leyva Durán fue facilitador
del encuentro entre el entonces candidato presidencial y el jefe guerrillero,
Manuel Marulanda, alias "tirofijo".
El Dr. Andrés Pastrana Arango se la jugó sin ahorros ni restricciones por
la paz ante la faz del país, circunstancia que el Dr. Lloreda desde
entonces conocía y aún así aceptó el Ministerio de Defensa, y por algo su amigo,
el Presidente, decidió confiarle tan honrosa y delicada dignidad.
Los seres humanos tenemos la opción libérrima de escoger nuestros amigos,
oportunidad que afortunadamente nunca se nos da, en cuanto a nuestros consanguíneos se
refiere.
Desde luego, la amistad es un sentimiento mutuo y recíproco de compartir
afectos y solidaridad y, como buenos amigos que fueron, esa reciprocidad y
mutualidad siempre fue un imperativo moral para los Dres. Pastrana Arango y
Lloreda Caycedo. Sin duda se las debían los dos; jamás pudo ser unilateral, es
decir solamente, en el sentido Presidente - Ministro.
Muy seguramente, un equivocado manejo por parte de Víctor G. Ricardo,
en las comunicaciones con el Ministro Lloreda y con los altos mandos
militares, y el descontento con los diálogos con las FARC y el mantenimiento de
la zona de distensión en el Caguán, sumado eso a la falta de una comunicación
más fluída entre el Ministro y el Presidente y al estado de ánimo bien difícil
por el que atravesaba el Dr. Lloreda, debido a sus quebrantos de salud, lo
llevaron a tomar la decisión menos apropiada.
El momento escogido para presentar su renuncia al cargo de Ministro de
Defensa cuando se celebraba un certamen internacional de transcendencia
continental, con la presencia de Jefes de Gobierno y autoridades de los países
del Pacto de Cartagena; el medio escogido para presentar la renuncia, en una
rueda prensa, lejos de las más elementales normas protocolarias, llevaron al Dr.
Lloreda a ser inconsecuente con las más elementales normas de cortesía con el
Presidente Pastrana y a ser inferior a la fortaleza de los lazos de amistad que
siempre los unieron a estos personajes eminentes, responsables del manejo de la
paz en el país.
Todos los Generales que alentaron al Ministro a equivocarse, después, en
presencia de su Comandante en Jefe, echaron reversa y dejaron solo al Dr.
Lloreda.
Un caso para destacar, el entonces comandante del Ejército, General
Mora Rangel, descontento con el despeje del Caguán e instigador de la
renuncia del Dr. Lloreda, años después periclitó; fue sometido a los
vejámenes, por varios años, de pasar por debajo de las Horcas Caudinas de las
FARC en el paraíso turístico de La Habana.
Y lo más injusto y lamentable para el Dr. Rodrigo Lloreda Caycedo, por estar basado en
una sarta de mentiras, la actitud de su compañero de clase, Dr. Fernando
Londoño Hoyos, que durante años no ha cejado de vilipendiar y maltratar al
expresidente Pastrana Arango, como si a él, frente al caso de la renuncia
de su Ministro de Defensa, le hubiera quedado una opción distinta, a la de
aceptar la renuncia irregularmente presentada, por su amigo del alma.
Quienes hemos sido asiduos escuchas del programa radial, La Hora de la
Verdad, somos testigos de la campaña mentirosa que le endilga al expresidente
Pastrana Arango, que cuando llegó al poder el Presidente Uribe todo estaba
perdido; las Fuerzas Militares y de Policía andaban desnudas y descalzas,
desarmadas y sometidas y humilladas frente a la insurgencia guerrillera,
omitiendo, de mala fe, que fue Pastrana el autor del Plan Colombia, que le
permitió al Dr. Uribe mejorar la situación del país y llevar a cabo la
Seguridad Democrática.
Solo me resta formular fervientes votos por el éxito de la consolidación de
la Gran Alianza por Colombia, que en buena hora han decido poner en marcha los
verdaderos amigos de la paz.
Que la voces disonantes no tengan eco, ni en las mentes ni en los
corazones de quienes asumieron tan laudable y descomunal compromiso.
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