EL BARRIL DE LOS PUERCOS
Por Peloecaña
En los estados del sur de Norteamérica almacenaban en toneles de madera la
carne de cerdo que los negreros destinaban al alimento de los esclavos, en sus
haciendas y granjas.
Esa carne a veces sus destinatarios debían consumirla descompuesta, dada su
condición de siervos sometidos a la esclavitud, más repugnante y denigrante de
una sociedad en la que no se sabía quienes eran más siervos, si los blancos,
víctimas de su ignominiosa afrenta a sus congéneres, o los afrodescendientes
sometidos por la fuerza y a base de puro látigo, al tratamiento indigno y censurable
que su patronos y propietarios y caporales les daban; hasta que se rebozó la
copa y explotó la guerra de secesión.
Hoy en pleno siglo XXI, Colombia sometida al más ominoso de los regímenes,
gracias a la alianza vergonzosa pactada entre el gobierno que preside Santos y
las guerrillas marxistas leninistas de las FARC, se repite la historia, siendo
los negreros los firmantes de los pactos que todos condenamos y el látigo lo
manejan a discreción, parlamentarios a sueldo del binomio siniestro Santos-FARC,
y los magistrados contratados a propósito, para los mismos menesteres, golpear
y fustigar a todo el pueblo colombiano.
La diferencia es hoy, que la carne descompuesta del Barril de los Puercos
no es para los siervos de color, es para los prepagos y agentes
circunstanciales del régimen, estén donde estén, en el Gobierno, en el
Congreso o en la Administración de Justicia, en los medios de comunicación o en
los gremios y hasta en la jerarquía eclesiástica de mi Iglesia Católica. Todos
consumen carne podrida y reparten mandobles a diestra y siniestra.
Analicemos dos casos repugnantes, bien recientes:
Hace pocos días fue detenido el guerrillero de las FARC Julio Enrique Lemos
Moreno, alias "Nader". Está sindicado del secuestro de un
ciudadano norteamericano y pedido en extradición por las
autoridades judiciales de los EE.UU.
El guerrillero detenido en Medellín interpuso ante la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia el recurso de Habeas Corpus, por considerar que su
captura y detención violaban la ley.
Pues bien, el organismo judicial que conoció ese recurso lo negó, afirmando
que no se daban los presupuestos procesales para concederlo.
La misma Sala que así procedió, de manera oficiosa en fallo reciente, ordenó
a la Fiscalía General de la Nación la libertad del guerrillero detenido con
todas las de la ley.
Este exabrupto jurídico generó la obvia y lógica reacción del Gobierno
Americano, quien a través de su Embajador ante el Gobierno colombiano, señor
Kevin Whitaker, el pasado 7 de Junio de 2017, hace apenas dos días, dejó
constancia oficial de su descontento y extrañeza por tan grotesca decisión.
En el día de hoy, el presidente Santos le sale al paso a la reacción
oficial de los EE.UU. declarando: "Los
fallos no pueden ser puestos en tela de juicio por extranjeros".
Se le olvidó al presidente Santos que a los extranjeros que integran la
segunda instancia del Tribunal de la Jurisdicción especial para la Paz, venezolanos,
españoles y peruanos, sí les está permitido poner en tela de juicio los fallos
de la justicia colombiana, modificarlos, revocarlos y aún aplicarles la "reformatio in pejus". ¡Que
cinismo tan apoteósico!
La otra perlita de reciente ocurrencia es también producida por ese pozo
sin fondo, de sabiduría jurídica, que es el Presidente de la República que
cerró con broche de oro el uso de sus facultades extraordinarias, expidiendo un
decreto con fuerza de ley que permite el más monumental lavado de activos, de
la guerrilla, creando una institución cooperativa que adecente todos los
dineros de las FARC, provenientes del narcotráfico, los secuestros y la
extorsión, el abigeato y la expoliación de tierras.
A pesar de la oportuna intervención de la Fiscalía, para alertar al
gobierno de tamaño despropósito y evitar su consumación, éste también le
mamó gallo al país, repitiendo el episodio del desconocimiento del resultado
del plebiscito del 2 de octubre pasado.
Al señor Fiscal General de la Nación no le queda sino una opción: acusar a
todos los intervinientes en la redacción y expedición de ese decreto de reos de
apología del delito, auscultando la posibilidad del encubrimiento y la
complicidad de esas conductas evidentemente punibles, cometidas por las
FARC y sus congéneres guerrilleros.
Todos los integrantes del poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación han jurado solemnemente cumplir las normas de la Constitución. Nuestras Fuerzas Militares también lo han hecho. El Pueblo Soberano si se siente desprotegida sus Normas Constitucionales que amparan la Libertad y Democracia, tiene todo el derecho de protestar y derogar los mandatos de sus dirigentes que no cumplen con sus deberes y nos asiste el Derecho a la protesta callejera, a la desobediencia civil y por último a convocar un referendum para cambiar desde el jefe de Estado hasta el resto de funcionarios que naveguen en contra de la voluntad del Pueblo Soberano.....
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