¿QUO VADIS CENTRO DEMOCRÁTICO?
Por Peloecaña
No se trata de huir de Roma como San Pedro, ante la arremetida de Nerón
contra los primeros cristianos ¡ni más faltaba!; se trata de asumir la
responsabilidad histórica de ser cristianos a pesar del riesgo del
martirio.
El Centro Democrático ya vivió esa encrucijada y la sorteó sin que se
extinguiera; al contrario, la superó con éxito y hoy está más fortalecido que
en el 2014.
Si después de los cuatro primeros años del imperio neroniano estamos
vivos y coleando, no podemos perder el norte y hacer locuras que bien
pueden costarnos la supervivencia de las instituciones democráticas que nos son
a todos tan queridas y preciadas.
Si el mecanismo para definir la candidatura presidencial del
doctor Oscar Iván Zuluaga fue acertado y válido, ¿para qué cambiarlo, cuando
fue positivo, y estar pendientes de opciones distintas y cuyo resultado es una
aventura y una incógnita sin despejar?
Hagamos memoria:
El nuevo partido, concebido como alternativa de poder, cierta y tranquila,
en aplicación de sus estatutos, consultó la opinión de su militancia, mediante
la práctica de una experiencia añeja, positiva y probada por los partidos
políticos, su Convención Nacional. ¿Cuál la razón para desecharla ahora,
acudiendo a opciones cuyo resultado saludable está por verse, y que bien puede
terminar en un fracaso absoluto?
Hace cuatro años aspiraron a tener la honrosa, pero evidentemente onerosa,
oportunidad de reemplazar una presidencia ejercida a contrapelo del
mandato recibido por Juan Manuel Santos Calderón, los doctores Oscar Iván
Zuluaga E., Francisco Santos C. y Carlos Holmes Trujillo G., los tres
ciudadanos eminentísimos y dignos de suceder en el solio de Bolívar a quien, de
manera indigna, traicionera y, desde luego, equivocada, hoy desgobierna.
Los contendientes en la lid democrática aceptaron el mecanismo de la
Convención Nacional y, salvo la equivocada reacción inicial de Pacho, después
de aceptar el fallo de la asamblea que escogió a los doctores Oscar
Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo, como fórmula presidencial y
vicepresidencial, que enfrentó con éxito al más felón de los presidentes
que en Colombia han sido, acudimos a las urnas y triunfamos en toda la
línea, aunque las tretas y maniobras de Santos tuvieron como resultado el
escamoteo del triunfo alcanzado en franca lid.
Hoy, se repite la historia; pero las circunstancias políticas son bien
diferentes; lo que está en juego, ni más ni menos, es la opción de
volver a tener una democracia plena, volver a ser una nación que encarne un
Estado Social de Derecho, o cambiar el panorama, para ingresar a los países de
la órbita de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Ya países como Argentina y Chile nos están señalando el camino y la pauta a
seguir.
Tenemos al frente un panorama bien definido: o le entregamos la nación, la
patria y el país a la izquierda marxista leninista y castrista, o volvemos por
nuestros fueros, y decidimos no seguir bajo la férula de la corrupción
legislativa, administrativa y judicial.
Los líderes que siguen siendo adalides de la libertad y el orden y los
ciudadanos que elegimos, estamos en la obligación de ser consecuentes con
la responsabilidad que nos corresponde.
Uno de los actores protagónicos de este momento que vivimos, quizás el más
definitorio y decisivo, es el Partido Centro Democrático y, haciendo honor a su
nombre, tiene una dificultad, por paradójico que sea, de contar con tantas
figuras en su abanico de elegibles.
¿Cuál la razón de esperar que sean personas ajenas al partido, que decidan
por sus militantes y adeptos, a través de una consulta abierta que, sin duda,
será manipulada por quienes quieren escoger un contendiente fácil de
derrotar?
¿Cuál la justificación para sepultar, antes de su nacimiento, la gran
coalición que, con el apoyo de todos, nos haga invencibles y nos permita elegir
el mejor presidente, y un congreso mayoritario que lo dote de la gobernabilidad
que tanto reclamamos?
¿Cuál el temor a la grandeza y a la consolidación de un nuevo régimen,
en el que la autoridad y el poder estén en manos de los mejores, los más sabios
y los más probos, en las administraciones locales y regionales?
Si la experiencia de la Convención Nacional fue positiva, ¿por qué
sepultarla en vez de consolidarla?
Que no sea el que diga Uribe, ni el que digan las encuestas y
consultas amañadas, ¡que sean los que designe la Convención y que sea ya!
¿QUO VADIS CENTRO DEMOCRÁTICO?
Nuévamente,100% de acuerdo con nuestro Maestro Peloecaña. En decisiones tan importantes como está,solo pueden participar miembros del CD , luego de expulsar del mismo a Iván Duque, ahora que "se destapó"con su trino sobre el agro!
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