domingo, 12 de noviembre de 2017





¿QUO  VADIS CENTRO DEMOCRÁTICO?

Por Peloecaña

No se trata de huir de Roma como San Pedro, ante la arremetida de Nerón contra los primeros cristianos ¡ni más faltaba!; se trata de asumir la responsabilidad histórica de ser cristianos a pesar del riesgo del martirio. 

El Centro Democrático ya vivió esa encrucijada y la sorteó sin que se extinguiera; al contrario, la superó con éxito y hoy está más fortalecido que en el 2014.

Si después de los cuatro  primeros años del imperio neroniano estamos vivos y coleando, no podemos perder el norte y hacer locuras que bien pueden costarnos la supervivencia de las instituciones democráticas que nos son a todos tan queridas y preciadas.

Si el mecanismo para definir la candidatura  presidencial del doctor Oscar Iván Zuluaga fue acertado y válido, ¿para qué cambiarlo, cuando fue positivo, y estar pendientes de opciones distintas y cuyo resultado es una aventura y una incógnita sin despejar?

Hagamos memoria:

El nuevo partido, concebido como alternativa de poder, cierta y tranquila, en aplicación de sus estatutos, consultó la opinión de su militancia, mediante la práctica de una experiencia añeja, positiva y probada por los partidos políticos, su Convención Nacional. ¿Cuál la razón para desecharla ahora, acudiendo a opciones cuyo resultado saludable está por verse, y que bien puede terminar en un fracaso absoluto?

Hace cuatro años aspiraron a tener la honrosa, pero evidentemente onerosa, oportunidad de reemplazar una presidencia ejercida a contrapelo del mandato recibido por Juan Manuel Santos Calderón, los doctores Oscar Iván Zuluaga E., Francisco Santos C. y Carlos Holmes Trujillo G., los tres ciudadanos eminentísimos y dignos de suceder en el solio de Bolívar a quien, de manera indigna, traicionera y, desde luego, equivocada, hoy desgobierna.

Los contendientes en la lid democrática aceptaron el mecanismo de la Convención Nacional y, salvo la equivocada reacción inicial de Pacho, después de aceptar el fallo de la asamblea que escogió a los doctores Oscar Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo, como fórmula presidencial y vicepresidencial, que enfrentó con éxito al más felón de los presidentes que en Colombia han sido, acudimos a las urnas y triunfamos en toda la línea, aunque las tretas y maniobras de Santos tuvieron como resultado el escamoteo del triunfo alcanzado en franca lid.

Hoy, se repite la historia; pero las circunstancias políticas son bien diferentes; lo que está en juego, ni más ni menos,  es la opción de volver a tener una democracia plena, volver a ser una nación que encarne un Estado Social de Derecho, o cambiar el panorama, para ingresar a los países de la órbita de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

Ya países como Argentina y Chile nos están señalando el camino y la pauta a seguir.

Tenemos al frente un panorama bien definido: o le entregamos la nación, la patria y el país a la izquierda marxista leninista y castrista, o volvemos por nuestros fueros, y decidimos no seguir bajo la férula de la corrupción legislativa, administrativa y judicial.

Los líderes que siguen siendo adalides de la libertad y el orden y los ciudadanos que elegimos, estamos en la obligación de ser consecuentes con la responsabilidad que nos corresponde.

Uno de los actores protagónicos de este momento que vivimos, quizás el más definitorio y decisivo, es el Partido Centro Democrático y, haciendo honor a su nombre, tiene una dificultad, por paradójico que sea, de contar con tantas figuras en su abanico de elegibles.

¿Cuál la razón de esperar que sean personas ajenas al partido, que decidan por sus militantes y adeptos, a través de una consulta abierta que, sin duda, será manipulada por quienes quieren escoger un contendiente fácil de derrotar?

¿Cuál la justificación para sepultar, antes de su nacimiento, la gran coalición que, con el apoyo de todos, nos haga invencibles y nos permita elegir el mejor presidente, y un congreso mayoritario que lo dote de la gobernabilidad que tanto reclamamos?

¿Cuál el temor a la grandeza y a la consolidación de un nuevo régimen, en el que la autoridad y el poder estén en manos de los mejores, los más sabios y los más probos, en las administraciones locales y regionales?

Si la experiencia de la Convención Nacional fue positiva, ¿por qué sepultarla en vez de consolidarla?

Que no sea el que diga Uribe, ni  el que digan las encuestas y consultas amañadas, ¡que sean los que designe la Convención y que sea ya!

¿QUO VADIS CENTRO DEMOCRÁTICO?


1 comentario:

  1. Luis Armando Rivera Mallet - pedroalarcon12 de noviembre de 2017, 21:18

    Nuévamente,100% de acuerdo con nuestro Maestro Peloecaña. En decisiones tan importantes como está,solo pueden participar miembros del CD , luego de expulsar del mismo a Iván Duque, ahora que "se destapó"con su trino sobre el agro!

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