POR FORTUNA LA POLÍTICA NO ES UNA CIENCIA
Por Peloecaña
Respetado lector, gracias a Dios y a los santos del cielo, no a los de las
FARC, ni a los guerrilleros del Chicó, la política no es una ciencia, y
menos ciencia exacta como las matemáticas; para algunos es un arte, el de
gobernar; para otros es un garito, como para Juan Manuel Santos; para las
personas decentes, hastiadas de tanto desencanto, es un asco y una vergüenza,
un estigma y un inri, cuando únicamente debía ser, sin tanta arandela, la mejor
manera de servir el bien común a través de la gobernanza.
Si la política fuera exacta como las matemáticas, conformar el gabinete
ministerial del Presidente Duque hubiera sido bien fácil, teniendo en cuenta la
siguiente información:
El Centro democrático, obtuvo para Senado, aproximadamente, 2.502.000 votos
y el Dr. Duque obtuvo para la Presidencia aproximadamente 10.500. 000
votos.
Si todos los votos por el Senado fueran del Centro Democrático, es decir
de militantes de ese partido, lo cual no es cierto, a título de discusión
lo acepto para sacar conclusiones matemáticas, el Partido del señor
Presidente Duque solo aportó el 23% de la votación total que le dio la
Presidencia.
Si el gabinete ministerial lo componen 16 Ministros, al Centro Democrático
solo le correspondería el 23% de 16 que es menos de 4; eso aplicando la
exactitud matemática, la milimetría que aplicó para su gabinete el
Presidente Guillermo León Valencia.
Pero como una cosa es el Centro Democrático y otra es el Gobierno del
Presidente Duque; es decir el gobierno de la Unidad Nacional, el mismo que
instauró el Presidente Opina Pérez inmediatamente después del 9 de
abril de 1948, la Vicepresidente Martha lucía Ramírez tiene toda la razón y no
es justo que la descalifiquen por decir la verdad.
Si la política fuera una ciencia, y además exacta, la lógica matemática del
Dr. Fernando Londoño Hoyos le concedería toda la razón y la Presidente del
Senado debiera haber sido la Senadora antioqueña, Paola Holguín, y nos
hubiéramos quedado sin la satisfacción de descubrir la entereza, la sindéresis
y el valor civil del tan encomiable Senador Ernesto Macías Tovar,
denostado hasta el cansancio, por su postulación a la Presidencia del Congreso.
A propósito, ¿quien le dio patente de corzo al director de La Hora de la
Verdad para repartir mandoble y excomuniones, vetos y anatemas cuando a
bien tenga, o a señalar con su dedo benefactor a los que considera
merecedores de indulgencias y bendiciones, beatificaciones y canonizaciones?
Sumados todos los días, semanas y meses que en La Hora de la Verdad
se han empleado para señalar lo que es el expresidente Juan Manuel
Santos, nunca serán tan exitosos como los escasos 20 minutos durante los
cuales el Senador Ernesto Macías Tovar expuso, en la pura almendra, al gobernante
vergonzante, ante el mundo, ante mandatarios y representantes
de gobiernos extranjeros, que asistieron a la posesión del Presidente
Duque, ante el Cuerpo Diplomático y altísimos dignatarios de los tres poderes,
de las Fuerzas Armadas y de la jerarquía católica, y de la opinión pública
universal, y con una característica especial inherente, que ni una sola
de sus palabras se apartó de la verdad.
Si por la víspera se saca el día, Santos no quedará impune.
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