miércoles, 8 de agosto de 2018






POR  FORTUNA LA POLÍTICA NO ES UNA CIENCIA

Por Peloecaña

Respetado lector, gracias a Dios y a los santos del cielo, no a los de las FARC, ni a  los guerrilleros del Chicó, la política no es una ciencia, y menos ciencia exacta como las matemáticas; para algunos es un arte, el de gobernar; para otros es un garito, como para Juan Manuel Santos; para las personas decentes, hastiadas de tanto desencanto, es un asco y una vergüenza, un estigma y un inri, cuando únicamente debía ser, sin tanta arandela, la mejor manera de servir el bien común a través de la gobernanza.

Si la política fuera exacta como las matemáticas, conformar el gabinete ministerial del Presidente Duque hubiera sido bien fácil, teniendo en cuenta la siguiente información: 

El Centro democrático, obtuvo para Senado, aproximadamente, 2.502.000 votos y el Dr. Duque obtuvo para la Presidencia aproximadamente 10.500. 000 votos.

Si todos los votos por el Senado fueran del Centro Democrático, es decir de  militantes de ese partido, lo cual no es cierto, a título de discusión lo acepto para sacar conclusiones matemáticas, el Partido del señor Presidente Duque solo aportó el 23% de la votación total que le dio la Presidencia.

Si el gabinete ministerial lo componen 16 Ministros, al Centro Democrático solo le correspondería el 23% de 16 que es menos de 4; eso aplicando la exactitud matemática, la  milimetría que aplicó para su gabinete el Presidente Guillermo León Valencia. 

Pero como una cosa es el Centro Democrático y otra es el Gobierno del Presidente Duque; es decir el gobierno de la Unidad Nacional, el mismo que instauró el Presidente Opina Pérez inmediatamente después  del 9 de abril de 1948, la Vicepresidente Martha lucía Ramírez tiene toda la razón y no es justo que la descalifiquen por decir la verdad.

Si la política fuera una ciencia, y además exacta, la lógica matemática del Dr. Fernando Londoño Hoyos le concedería toda la razón y la Presidente del Senado debiera haber sido la Senadora antioqueña, Paola Holguín, y nos hubiéramos quedado sin la satisfacción de descubrir la entereza, la sindéresis y el valor civil del tan encomiable Senador Ernesto Macías Tovar,  denostado hasta el cansancio, por su postulación a la Presidencia del Congreso. A propósito, ¿quien le dio patente de corzo al director de La Hora de la Verdad para repartir mandoble y excomuniones, vetos y anatemas cuando a bien tenga, o a señalar con su dedo benefactor a los que considera merecedores de indulgencias y bendiciones, beatificaciones y canonizaciones?

Sumados todos los días, semanas y meses que en La Hora de la Verdad  se han empleado para señalar  lo que es el expresidente Juan Manuel Santos, nunca serán tan exitosos como los escasos 20 minutos durante los cuales el Senador Ernesto Macías Tovar expuso, en la pura almendra, al gobernante vergonzante, ante el mundo, ante mandatarios y representantes  de gobiernos extranjeros, que asistieron a la posesión del Presidente Duque, ante el Cuerpo Diplomático y altísimos dignatarios de los tres poderes, de las Fuerzas Armadas y de la jerarquía católica, y de la opinión pública universal, y con una característica especial  inherente, que ni una sola de sus palabras se apartó de la verdad.

Si por la víspera se saca el día, Santos no quedará impune.


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