NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA
Por
Peloecaña
No todos los efectos de las erráticas decisiones de la Jep son
nefandos, torcidos y antijurídicos; en lo atinente al caso santrich,
provocó una reacción positiva que puede significar la incorporación de un jurista
eminentísimo y un ciudadano ejemplar a la política activa:
Es el doctor Martínez Neira un jurisconsulto de altísimo vuelo y un
colombiano dueño de un talante valeroso y altivo.
Su renuncia irrevocable de viva voz es todo un tratado de dignidad
ciudadana y prototipo de sapiencia jurídica, que contrasta con la actitud
de los tres magistrados de la Jep, con cuyo fallo la provocó, sustentado, desde
luego, en la manifestación expresa de subordinación política
a la causa de la guerrilla marxista, la misma de ellos, antes que a
principios éticos y de derecho.
El señor Fiscal renunciante, por fortuna, no goza del unanimismo
peligroso e inconveniente, porque del disenso siempre nacen los
acuerdos sobre lo fundamental y esencial, que generan el
razonamiento juicioso, desapasionado y objetivo.
Quienes con todo el derecho se han manifestado adversos a algunos
de sus procederes y comportamiento profesional, lo tildan de ser,
por ejemplo, dependiente del doctor Germán Vargas Lleras; se equivocan quienes
así opinan, la dependencia y subordinación se dan cuando el presunto
dependiente y manumiso es menos importante que el subordinante.
El presunto subordinado, es de lejos, más importante que Vargas Lleras.
Otros lo ubican dentro del patrimonio personal del doctor Luis Carlos
Sarmiento Angulo; también yerran los que así piensan, porque la personalidad y
el patrimonio ético e intelectual del exfiscal Martínez Neira es
inajenable; seguramente por eso prefiere ser asesor que apoderado. Todo el
poder económico de Luis Carlos Sarmiento Angulo no le alcanza para tener,
dentro de sus haberes, a tan eminente colombiano.
Algunos de mis amigos que le hacen reparos, en casos puntuales, a su
gestión, como Fiscal General de la Nación, quizás tengan razón, porque
esperaron siempre sanciones ejemplares, prontas, cumplidas y justas contra los
corruptos que hacen parte de su entorno, pero esos amigos que si son justos y
sabios de verdad, han de entender que el leguleyismo que implica la
observancia rigurosa del debido proceso, de la presunción
de inocencia, de la carga de la prueba y del garantismo, en general, hacen que
la luz tutelar de la Administración de Justicia no llegue a la oscuridad
con la rapidez ideal.
No hay argumento razonable que nos impida aceptar que
Néstor Humberto Martínez Neira es, de pronto, el colombiano más importante
y encumbrado que tiene el país. Mas importante, por ejemplo, que Juan Manuel
Santos, de cuyo gobierno fue superministro; sobresaliente como el primero, al
frente de la Fiscalía, porque él siempre fue un hombre para el cargo y su
solvencia personal no necesitaba de tener un empleo a su medida.
Su convocatoria a todas las personas de bien, para que pública y
manifiestamente con nuestra presencia física y moral defendamos la
institucionalidad de la República, no es sino el toque de tambor y el
resonar del clarín, para que no aceptemos pasivos e indiferentes el entierro de
Colombia, como nación sin deudos ni dolientes.
No tengo duda de que si él asume la dirección de esa movilización popular,
habrá relevo en el liderazgo, de quienes hasta hoy han ostentado la
vocería de la lucha contra la guerrilla, la justicia politizada y los fementidos salvadores de la patria.
Si el exfiscal Néstor Humberto Martínez Neira se decide a enarbolar las
banderas del rescate de Colombia, de las garras de la izquierda marxista y
guerrillera, en las cuales hoy parece sucumbir, habrá "luz en la poterna y guardián en la heredad"; y, desde
luego, que el
celemín no continuará debajo de la mesa.
Excelente entrega esta Desiderata. Aún podemos seguir soñando con una patria mejor. Gracias Peloecaña.
ResponderEliminar¡Este Fiscal después de renunciar, también mostró su cobre! No hay derecho. ¡Que vergüenza! Que regular va todo lo de este gobierno y es en todos los sentidos. Es la herencia nefasta de Juhampa. Juan Manuel Santos Calderon. Que fiasco.
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