LOS AVIONES DROMEDARIOS
Por
Peloecaña
A raíz de los incendios forestales que afectaron los Cerros Orientales de
Bogotá, frente al sector central de la capital, el Dr. Fernando Londoño Hoyos,
director del espacio radial La Hora de la Verdad, cuestionó la manera
improvidente, según él, como las autoridades distritales abocaron la extinción
de la conflagración.
El centro de sus críticas se circunscribió a la ineficiencia e ineficacia
del poder extintor de los helicópteros, para combatir el fuego, dada su poca
capacidad de transporte de agua para esa operación.
Sostuvo el Dr. Londoño que era mas contundente y positivo el empleo de otro
tipo de aeronaves, como los aviones de transporte de soldados y carga de gran
tamaño y alcanzó a nombrar los Hércules.
Dadas sus dotes de excelente periodista, logró comunicarse con un
funcionario chileno, para presentarlo como comodín y como refuerzo de sus
argumentos en pro de su teoría y, desde luego, para demostrar la incuria
de los apagaincendios oficiales capitalinos.
Nos ilustró a los oyentes de La Hora de la Verdad, el experto chileno, que
los helicópteros pueden aerotransportar en sus baldes, entre 1.000 y 1.200
litros de agua para vertirlos sobre las zonas incendiadas y nos dijo también
que Chile está en proceso de adquirir unos aviones polacos que se conocen como
Dromedarios, con capacidad tres veces superior para los mismo efectos.
Me permito formular algunas inquietudes sobre la eficiencia práctica de los
aviones bomberos, frente a la labor extintora de incendios forestales de los
helicópteros:
Un helicóptero puede acceder fácilmente a las fuentes de agua y trasladarse
de inmediato con su balde lleno al lugar del incendio, para combatir el fuego y
reiterar en tiempo mínimo esa operación. Varios helicópteros mejoran la
eficiencia y eficacia del proceso.
Un avión Hércules, como el sugerido por el Dr. Londoño, requiere de una
pista aérea adecuada que permita su despegue y aterrizaje en óptimas
condiciones, una adecuación especial, y debe ser cargado de agua,
mediante carrotanques y equipos también especiales, porque en Colombia no hay
Hércules cisterna, ni fuentes naturales aledañas al aeropuerto, a pesar de la
vecindad de El Dorado o de Catam, con el Río Bogotá.
¿Cuánto tardaría el proceso de adecuación, llenado y despegue y aterrizaje
de un Hércules, para apagar el incendio forestal de los cerros bogotanos?
Y dado el tamaño de un avión Hércules, ¿quién garantiza que la topografía
de los cerros ardientes permita de manera segura tan arriesgada
operación?
Sin duda hubiera habido necesidad de recurrir al cuerpo de bomberos para
que apagaran las sedes de las universidades Los Andes, América y Externado y
sus alrededores, incluida la Plaza de Bolívar, y, desde luego, el Dr. Londoño
hubiera descansado, porque él sería el primero en prender fuego a la pira en
que la Santa Inquisición consumiría al alcalde Peñalosa.
La oposición es parte esencial de la democracia, pero ésta no es efectiva cuando
es irracional y obsesiva; eso ha de dejársele al senador Cepeda, el comunista,
y a Petro su correligionario.
Por otra parte, los vándalos han diseñado una estrategia sistemática para
ejecutar atentados terroristas contra el sistema de transporte Trasmilenio, y
hoy tuvimos la desagradable experiencia de oír al Director de La Hora de la
Verdad endilgarle la responsabilidad de ese terrorismo patético, al alcalde
Peñalosa por haber aumentado el valor de los pasajes y por permitir la
incomodidad extrema de los usuarios, factores los dos, que han disparado
su descontento y, en consecuencia, su reacción violenta tiene justificación.
¡Por Dios Santo! Dr. Londoño, más sindéresis y plena responsabilidad;
así no se hace la política.
¿Acaso pretende que seis semanas de gobierno borren de un plumazo la pésima
gestión de tres alcaldes comunistas, antecesores de Enrique Peñalosa Londoño y,
por ende, doce años de desaciertos
dolosos?
Dr. Fernando Londoño Hoyos, usted se ha ganado a pulso y con su propia
sangre y a riesgo de su propia seguridad y la de los suyos, un lugar de
preeminencia positivo en la sociedad colombiana.
No puede despilfarrar su buen nombre y su credibilidad, de manera
irresponsable e impune, so pena de ser declarado pródigo, manirroto e
interdicto.
Mis palabras no tiene la intención de zaherirlo ni befarlo, son nacidas de
la admiración y el respeto que me merece; usted está llamado a ser faro y luz
que alumbra y guía; no puede hacer suyas las palabras de Gilberto Alzate
Avendaño: " Yo soy un barco que se
hunde con las luces encendidas".
Quiero terminar este escrito, trascribiendo un pasaje de Evangelio de San
Lucas, (8.16 a 18).
" Nadie enciende una
lámpara para cubrirla con una vasija o para colocarla debajo de la cama. Por el
contrario, la pone sobre un candelero para los que entren vean la luz. No hay
nada escondido que no deba ser descubierto, ni nada tan secreto que no llegue a conocerse y salir a la luz. Por
tanto fíjense bien en la manera como escuchan. Porque al que produce se le
dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener".
12 de febrero de 2016.
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