viernes, 12 de febrero de 2016





LOS AVIONES DROMEDARIOS


Por Peloecaña

A raíz de los incendios forestales que afectaron los Cerros Orientales de Bogotá, frente al sector central de la capital, el Dr. Fernando Londoño Hoyos, director del espacio radial La Hora de la Verdad, cuestionó la manera improvidente, según él, como las autoridades distritales abocaron la extinción de la conflagración.

El centro de sus críticas se circunscribió a la ineficiencia e ineficacia del poder extintor de los helicópteros, para combatir el fuego, dada su poca capacidad de transporte de agua para esa operación. 

Sostuvo el Dr. Londoño que era mas contundente y positivo el empleo de otro tipo de aeronaves, como los aviones de transporte de soldados y carga de gran tamaño y alcanzó a nombrar los Hércules.

Dadas sus dotes de excelente periodista, logró comunicarse con un funcionario chileno, para presentarlo como comodín y como refuerzo de  sus argumentos en pro de su teoría y, desde luego, para demostrar la incuria de los apagaincendios oficiales capitalinos. 

Nos ilustró a los oyentes de La Hora de la Verdad, el experto chileno, que los helicópteros pueden aerotransportar en sus baldes, entre 1.000 y 1.200 litros de agua para vertirlos sobre las zonas incendiadas y nos dijo también que Chile está en proceso de adquirir unos aviones polacos que se conocen como Dromedarios, con capacidad tres veces superior para los mismo efectos.

Me permito formular algunas inquietudes sobre la eficiencia práctica de los aviones bomberos, frente a la labor extintora de incendios forestales de los helicópteros:

Un helicóptero puede acceder fácilmente a las fuentes de agua y trasladarse de inmediato con su balde lleno al lugar del incendio, para combatir el fuego y reiterar en tiempo mínimo esa operación. Varios helicópteros mejoran la eficiencia y eficacia del proceso.

Un avión Hércules, como el sugerido por el Dr. Londoño, requiere de una pista aérea adecuada que permita su despegue y aterrizaje en óptimas condiciones, una adecuación especial,  y debe ser cargado de agua, mediante carrotanques y equipos también especiales, porque en Colombia no hay Hércules cisterna, ni fuentes naturales aledañas al aeropuerto, a pesar de la vecindad de El Dorado o de Catam, con el Río Bogotá.

¿Cuánto tardaría el proceso de adecuación, llenado y despegue y aterrizaje de un Hércules, para apagar el incendio forestal de los cerros bogotanos? 

Y dado el tamaño de un avión Hércules, ¿quién garantiza que la topografía de los cerros ardientes permita de manera segura tan arriesgada operación? 

Sin duda hubiera habido necesidad de recurrir al cuerpo de bomberos para que apagaran las sedes de las universidades Los Andes, América y Externado y sus alrededores, incluida la Plaza de Bolívar, y, desde luego, el Dr. Londoño hubiera descansado, porque él sería el primero en prender fuego a la pira en que la Santa Inquisición consumiría al alcalde Peñalosa.

La oposición es parte esencial de la democracia, pero ésta no es efectiva cuando es irracional y obsesiva; eso ha de dejársele al senador Cepeda, el comunista, y a Petro su correligionario.  

Por otra parte, los vándalos han diseñado una estrategia sistemática para ejecutar atentados terroristas contra el sistema de transporte Trasmilenio, y hoy tuvimos la desagradable experiencia de oír al Director de La Hora de la Verdad endilgarle la responsabilidad de ese terrorismo patético, al alcalde Peñalosa por haber aumentado el valor de los pasajes y por permitir la incomodidad extrema de los usuarios, factores los dos,  que han disparado su descontento y, en consecuencia, su reacción violenta tiene justificación.

 ¡Por Dios Santo! Dr. Londoño, más sindéresis y plena responsabilidad; así no se hace la política.

¿Acaso pretende que seis semanas de gobierno borren de un plumazo la pésima gestión de tres alcaldes comunistas, antecesores de Enrique Peñalosa Londoño y, por ende, doce  años de desaciertos dolosos?

Dr. Fernando Londoño Hoyos, usted se ha ganado a pulso y con su propia sangre y a riesgo de su propia seguridad y la de los suyos, un lugar de preeminencia positivo en la sociedad colombiana.

No puede despilfarrar su buen nombre y su credibilidad, de manera irresponsable e impune, so pena de ser declarado pródigo, manirroto e interdicto.

Mis palabras no tiene la intención de zaherirlo ni befarlo, son nacidas de la admiración y el respeto que me merece; usted está llamado a ser faro y luz que alumbra y guía; no puede hacer suyas las palabras de Gilberto Alzate Avendaño: " Yo soy un barco que se hunde con las luces encendidas".

Quiero terminar este escrito, trascribiendo un pasaje de Evangelio de San Lucas, (8.16 a 18).

" Nadie enciende una lámpara para cubrirla con una vasija o para colocarla debajo de la cama. Por el contrario, la pone sobre un candelero para los que entren vean la luz. No hay nada escondido que no deba ser descubierto, ni nada tan secreto que no llegue a conocerse y salir a la luz. Por tanto fíjense bien en la manera como escuchan. Porque al que produce se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener".

12 de febrero de 2016.





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