domingo, 3 de julio de 2016




LLEGÓ  EL TIEMPO DE LAS DECISIONES

Por Peloecaña

Plinio Apuleyo Mendoza, en su última columna de El Tiempo que titula: "Hay que doblar la página", y el Dr. Rafael Nieto Loaiza, en su artículo que aparece en El Colombiano de hoy y que distingue con el título: "La madre de las batallas", coinciden conmigo en la necesidad de abandonar el Misere y pasar a la acción concreta, para dar la batalla final por el triunfo del realismo político, abandonando el  ilusionismo santista.

Como todos somos dueños de nuestros atavismos, Plinio Apuleyo le abona aciertos a Santos en su política de paz, desde luego inexistentes pero explicables por su solidaridad ancestral con la causa liberal, pero a continuación escribe de la importancia de producir hechos concretos, tendientes a planear, organizar y ejecutar una acción política que impida la continuidad del régimen en el poder. 

Mas convincente, pero movido por su atavismo conservador, el Dr. Nieto Loaiza aboca el mismo tema, pero clama porque empecemos ya a organizar la batalla final para liberar a Colombia de la alianza funesta Santos-FARC.

Así las cosas, los tres, Plinio Apuleyo Mendoza, el Dr. Rafael Nieto Loaiza y yo, todos somos conscientes de la necesidad inaplazable de colocar las bases y empezar la construcción del edificio que será sede de la auténtica y verdadera democracia en Colombia. 

De la urgencia de ese proceso estamos ciertos la mayoría de los colombianos; aplazarlo o dilatarlo es criminal, de lesa patria. 

Desde aquí, con respeto y con vehemencia, quiero invitar a todos los altísimos dirigentes que son los llamados a llevar la voz cantante, los portaestandartes de tan apasionante empresa, la de salvar la patria maltratada y despreciada, a que depongan intereses subalternos y con la generosidad, probidad y sabiduría que el momento requiere, asuman la consolidación de la nueva era de  nuestra historia.

A todos los dirigidos por esa connotada clase dirigente sensata y colombianista, los invito a cerrar filas en torno a tan encomiable propósito.

La juventud debe estar en primera fila porque es su futuro el que está en juego; las mujeres todas, madres, esposas hijas y hermanas no pueden estar ausentes de tan loable cometido, porque es de su talante de mujeres la generosidad y el sacrificio, para hacer realidad esos anhelos tan esperados y necesarios.

Los empresarios que tienen certeza plena de que con las tesis del marxismo dirigiendo el Estado la justicia social se aplazará indefinidamente, pasará de ser un anhelo alcanzable a ser un rictus y una mueca. 

Los trabajadores han de asumir la defensa de esa causa justa y noble, porque para todos lo que está en juego es el desarrollo integral y el la vigencia plena del Estado Social de Derecho.

Los militares y policías de Colombia no pueden seguir siendo actores pasivos e instrumentos perniciosos de una clase politiquera  cínica, que solo los tiene en cuenta para que les protejan sus prebendas y gabelas, que cree  que hay sacrificar en beneficio de  sus apetencias  personales,  en detrimento del bien común y el interés general.

Llegó la hora de constituir y poner a andar La Gran Alianza por Colombia, que nos permita la certeza de una nueva patria, un país integrado y armónico y una nación con instituciones de las que siempre nos sintamos orgullosos.

¡Basta ya de tanta depredación, tanta vergüenza y tanta ignominia!

Nuestra obligación indeclinable es contestar ¡PRESENTE!


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