jueves, 18 de octubre de 2018







LA  MEMORIA HISTÓRICA DE COLOMBIA

Por Peloecaña

Entra por las amplias naves de la Memoria Histórica de Colombia otro alquimista de "la narración fiel y ordenada de los acontecimientos de un país"; en este caso Colombia, el sumo sacerdote de la infidelidad  a la realidad y el oficiante del desorden: Enrique Santos Calderón, el nieto de Calibán, el sobrino de "El tío" y el hermano del Presidente de la paz, que nos agobia y oprime.

El Centro Nacional de la Memoria Histórica de nuestro país es un organismo gubernamental creado por ley de 2011, para que las futuras generaciones colombianas sepan la verdad del conflicto armado colombiano, escrito por personajes nada interesados en la verdad histórica, sino en sepultar las actuaciones de la guerrilla, exaltando y abultando los errores de la contraparte de esa insurgencia.

El nieto, sobrino y hermano de tan connotada estirpe, consciente de la facilidad que le asiste para cometer historia, ha resuelto escribir su propia opinión, desde luego a tono con lo que considera su verdad.

Por supuesto que nunca se interesará en comentar la irrupción de su partido a la historia política de godos y liberales; por tanto, en su acervo narrativo no puede figurar la crónica de la elección del general José Hilario López, como primer presidente liberal de la historia de la patria, de Ezequiel Rojas, Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro.

Tampoco habrá  para narrar el verdadero periplo de Rafael Núñez, por nuestra vida republicana y menos para comentar, siquiera tangencialmente, ese hito histórico que fue la Constitución de 1886.

Ni qué decir, de traer a colación los debates adelantados por el más recio cancerbero de la moral pública, que haya conocido la historia patria, el Dr. Laureano Gómez, cuya voz acusadora e implacable aún truena en el recinto del Senado, fustigando la paz de Olaya Herrera, después del triunfo colombiano contra el Perú, que festinó en la mesa de negociación la sangre de todos los soldados colombianos, que forjaron la victoria de las huestes del general Alfredo Vásquez Cobo y de Juan Lozano y Lozano.

Y la historia se repite, en términos más dramáticos, con los Acuerdos de La Habana, firmados con las farc.

Y las intervenciones del Leopardo insigne, Augusto Ramírez Moreno, en el salón Elíptico del Capitolio, reclamando por la misma causa.

Su abuelo Calibán, el de Santos,  logró que los liberales rasos, y no tanto, de su época,  se formaran una imagen ajena a la realidad del Dr. Laureano Gómez Castro. 

El periodista hermano del propietario de El Tiempo se dedicó a decirle al país que Laureano Gómez era un antropófago irredento y famélico, pero que  su dieta sólo la formaban afiliados al partido del trapo rojo.

Tema vedado para la Memoria Histórica Colombiana son los reclamos justificados por los negociados  de la Handel y la Trilladora Tolima, y, desde luego, por las secuelas funestas para el Partido Liberal, por el crimen de la Magdalena o el asesinato de Mamatoco.

Calibán le configuró un menú especial al Dr. Laureano:

Al desayuno, huevos pericos con salchichón de liberal.
Al almuerzo, estofado con carne fresca de sus copartidarios y morcillas con sangre de los mismos.
Y a la cena, albóndigas de carne molida de algún santista seguidor  del  Dr. Eduardo.

Pero algo raro, el poder judicial de entonces que, igual que hoy, estaba al servicio del régimen, nunca inició proceso penal contra tamaño criminal y, de ñapa, aberrado comeliberales. 

Qué jueces tan desleales con su glorioso partido liberal;  consecuentes y fieles, los de hoy, con la guerrilla marxista y sus áulicos.

Esa herencia de tiempos idos es la que llevó a los precursores de la Memoria Histórica a dejar su constancia imbécil, de que las causas de la violencia liberal - conservadora, tiene nombres propios, Laureano Gómez Castro, el Partido Conservador y la Iglesia Católica. ¡Un hurra para tan fervientes cultores y adalides de la verdad verdadera!

Y en los tiempos que  nos ha correspondido vivir debemos echarle tierra a hechos notorios, que por tales no admiten prueba en contrario, pero que ni por equivocación debemos evocar:

El asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento, ordenado y ejecutado por quien fuera Represente a la Cámara por el Partido Liberal, en representación de Antioquia, Pablo Escobar Gaviria, e inducido por Alberto Santofimio Botero, senador estrella de ese mismo Partido.

Y el paso por el solio de Bolívar de quien le vendió la Presidencia  de la República al cartel de Cali y nos convirtió en el primer narco gobierno de la historia, con todas las secuela humillantes que nos trajo. 

Y el crimen cometido en la persona de Álvaro Gómez Hurtado, ciudadano egregio de la Patria Colombiana, que la Fiscalía de otro liberal insigne, un tal Montealegre, nunca pudo esclarecer y que todos sabemos fue un crimen de Estado, menos los dueños de la Memoria Histórica.

Y el crimen de Rodrigo Lara Bonilla.

Y la tapa del congo, ocho años de tragedia y desgracia que fueron los transcurridos durante el tiempo en el que ejerció Juan Manuel Santos Calderón, hermano del nuevo historiador, tan celebrado por la revista Semana, la de los herederos de la Handel, de los parientes de los autores del crimen de la Magdalena, los mismos de la Hacienda La Libertad.

Quiero cerrar esta Desiderata, citando los primeros párrafos del Mesías de Handel, escrito por el insigne Senador del glorioso Partido Liberal, Dr. Enrique Caballero Escobar: 

"Es bien curioso esto, y yo me quedo boquiabierto ante tan escarpada contradicción: La historia se teje con la memoria, pero la política se alimenta de amnesia".

"La contraposición entre historia y política, es en verdad, protuberante. La historia gran decantadora - filtro y crisol - está formada por una galería de recuerdos. Pero la política, que es historia en formación - y a veces en descomposición - es el reino mágico del olvido. Está llena de inverosímiles amnistías que hacen posible tender puentes y llegar a pactos  y compromisos que la tabla conocida y clásica de resistencia de materiales espirituales no solo desaconsejaría sino que prohibiría".


1 comentario:

  1. Definitívamente,El Maestro Peloecaña lo es en grado sumo, en el PENSAR RAZONAR,ANALIZAR DECÍ Y ESCRIBIR! Gracias,MAESTRO!

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