LA MEMORIA HISTÓRICA DE COLOMBIA
Por Peloecaña
Entra por las amplias naves de la Memoria Histórica de Colombia otro
alquimista de "la narración fiel y ordenada de los acontecimientos de
un país"; en este caso Colombia, el sumo sacerdote de la infidelidad
a la realidad y el oficiante del desorden: Enrique Santos Calderón,
el nieto de Calibán, el sobrino de "El tío" y el hermano del
Presidente de la paz, que nos agobia y oprime.
El Centro Nacional de la Memoria Histórica de nuestro país es un
organismo gubernamental creado por ley de 2011, para que las futuras
generaciones colombianas sepan la verdad del conflicto armado colombiano,
escrito por personajes nada interesados en la verdad histórica, sino en
sepultar las actuaciones de la guerrilla, exaltando y abultando los errores de
la contraparte de esa insurgencia.
El nieto, sobrino y hermano de tan connotada estirpe, consciente de la
facilidad que le asiste para cometer historia, ha resuelto escribir su propia
opinión, desde luego a tono con lo que considera su verdad.
Por supuesto que nunca se interesará en comentar la irrupción de su partido
a la historia política de godos y liberales; por tanto, en su acervo narrativo
no puede figurar la crónica de la elección del general José Hilario López,
como primer presidente liberal de la historia de la patria, de Ezequiel Rojas,
Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro.
Tampoco habrá para narrar el verdadero periplo de Rafael Núñez, por
nuestra vida republicana y menos para comentar, siquiera tangencialmente, ese
hito histórico que fue la Constitución de 1886.
Ni qué decir, de traer a colación los debates adelantados por el más recio
cancerbero de la moral pública, que haya conocido la historia patria, el Dr.
Laureano Gómez, cuya voz acusadora e implacable aún truena en el recinto del
Senado, fustigando la paz de Olaya Herrera, después del triunfo colombiano
contra el Perú, que festinó en la mesa de negociación la sangre de todos los
soldados colombianos, que forjaron la victoria de las huestes del general
Alfredo Vásquez Cobo y de Juan Lozano y Lozano.
Y la historia se repite, en términos más dramáticos, con los Acuerdos de La
Habana, firmados con las farc.
Y las intervenciones del Leopardo insigne, Augusto Ramírez Moreno, en el
salón Elíptico del Capitolio, reclamando por la misma causa.
Su abuelo Calibán, el de Santos, logró que los liberales rasos, y no tanto, de
su época, se formaran una imagen ajena a la realidad del Dr. Laureano
Gómez Castro.
El periodista hermano del propietario de El Tiempo se dedicó a decirle al
país que Laureano Gómez era un antropófago irredento y famélico, pero que su
dieta sólo la formaban afiliados al partido del trapo rojo.
Tema vedado para la Memoria Histórica Colombiana son los reclamos
justificados por los negociados de la Handel y la Trilladora Tolima, y,
desde luego, por las secuelas funestas para el Partido Liberal, por el crimen
de la Magdalena o el asesinato de Mamatoco.
Calibán le configuró un menú especial al Dr. Laureano:
Al desayuno, huevos pericos con salchichón de liberal.
Al almuerzo, estofado con carne fresca de sus copartidarios y
morcillas con sangre de los mismos.
Y a la cena, albóndigas de carne molida de algún santista seguidor del
Dr. Eduardo.
Pero algo raro, el poder judicial de entonces que, igual que hoy,
estaba al servicio del régimen, nunca inició proceso penal contra tamaño
criminal y, de ñapa, aberrado comeliberales.
Qué jueces tan desleales con su glorioso partido liberal;
consecuentes y fieles, los de hoy, con la guerrilla marxista y sus áulicos.
Esa herencia de tiempos idos es la que llevó a los precursores de la
Memoria Histórica a dejar su constancia imbécil, de que las causas de la
violencia liberal - conservadora, tiene nombres propios, Laureano Gómez Castro,
el Partido Conservador y la Iglesia Católica. ¡Un hurra para tan fervientes
cultores y adalides de la verdad verdadera!
Y en los tiempos que nos ha correspondido vivir debemos echarle
tierra a hechos notorios, que por tales no admiten prueba en contrario, pero
que ni por equivocación debemos evocar:
El asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento, ordenado y ejecutado por quien
fuera Represente a la Cámara por el Partido Liberal, en representación de
Antioquia, Pablo Escobar Gaviria, e inducido por Alberto Santofimio Botero,
senador estrella de ese mismo Partido.
Y el paso por el solio de Bolívar de quien le vendió la Presidencia
de la República al cartel de Cali y nos convirtió en el primer narco gobierno
de la historia, con todas las secuela humillantes que nos trajo.
Y el crimen cometido en la persona de Álvaro Gómez Hurtado, ciudadano
egregio de la Patria Colombiana, que la Fiscalía de otro liberal insigne, un
tal Montealegre, nunca pudo esclarecer y que todos sabemos fue un crimen de
Estado, menos los dueños de la Memoria Histórica.
Y el crimen de Rodrigo Lara Bonilla.
Y la tapa del congo, ocho años de tragedia y desgracia que fueron los
transcurridos durante el tiempo en el que ejerció Juan Manuel Santos Calderón,
hermano del nuevo historiador, tan celebrado por la revista Semana, la de los
herederos de la Handel, de los parientes de los autores del crimen de la
Magdalena, los mismos de la Hacienda La Libertad.
Quiero cerrar esta Desiderata, citando los primeros párrafos del Mesías de
Handel, escrito por el insigne Senador del glorioso Partido Liberal, Dr.
Enrique Caballero Escobar:
"Es bien curioso
esto, y yo me quedo boquiabierto ante tan escarpada contradicción: La historia
se teje con la memoria, pero la política se alimenta de amnesia".
"La contraposición entre
historia y política, es en verdad, protuberante. La historia gran
decantadora - filtro y crisol - está formada por una galería de recuerdos.
Pero la política, que es historia en formación - y a veces en descomposición -
es el reino mágico del olvido. Está llena de inverosímiles amnistías que
hacen posible tender puentes y llegar a pactos y compromisos que la tabla
conocida y clásica de resistencia de materiales espirituales no solo
desaconsejaría sino que prohibiría".
Definitívamente,El Maestro Peloecaña lo es en grado sumo, en el PENSAR RAZONAR,ANALIZAR DECÍ Y ESCRIBIR! Gracias,MAESTRO!
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