LA
DESIGNACIÓN DEL FISCAL GENERAL DE LA NACIÓN
Por Peloecaña
El artículo 249º de la Constitución Política de Colombia crea la
Fiscalía General de la Nación, señala las calidades que el titular de esa
entidad debe cumplir y, además, dice la
manera de designarlo.
Ese proceso de escogencia del fiscal lo han convertido los intervinientes,
representantes del régimen, presidente que terna y magistrados que eligen, en
el más repugnante y asqueante proceso de indignidad y de vergüenza ante el
mundo civilizado.
No hace mucho, los magistrados que eligen la máxima autoridad individual de
la Rama Jurisdiccional de la República, por mandato constitucional, decidieron
desconocer las ternas que en varias oportunidades les enviara el mandatario de
turno, poniéndose de ruana literalmente la Constitución; no fue hasta que el
presidente Santos confeccionó una terna que incluyera el candidato a su medida
y de sus predilecciones que cumplieron su obligación constitucional.
¿Por qué no utilizan los magistrados electores su poder de reformar, por si
o por interpuesta persona, la Ley de Leyes y eliminan la confección de una
terna que no es más que tomadura de pelo y consagran que sean ellos los únicos
postulantes y nominadores de tan encumbrado funcionario?
La vergüenza que nos agobia y aflige la causa, en primer lugar, el presidente Santos quien, en un derroche de
sus habilidades de tahúr, decide convocar a quienes a bien lo tengan, a
inscribir sus nombres y enviar sus atestados para acreditar sus calidades
profesionales para ser dignos de acceder a los altares de tan honroso
beneficio.
¡Presidente mentiroso, aspirantes ingenuos y autosatisfechos! Esa
convocatoria no es más que una masturbación colectiva.
¿Qué sucede si el presidente decide conformar una terna en la que no
aparezca ninguno de los aspirantes inscritos? ¡Nada, absolutamente nada! y
Santos lo sabe. ¡presidente tramposo!
He ahí el primer capítulo de la vergüenza.
Capítulo siguiente: como para ser ternado no son elementos únicos y
esenciales ni la sapiencia jurídica ni la solvencia moral, como debiera ser,
entonces, entran en juego los intereses
creados.
Como la fiscalía tiene autonomía administrativa y presupuestal, y algunos
políticos se alimentan del presupuesto y de la burocracia, este filón no debe
estar sino en sus manos.
Aparecen los directores del Partido Liberal y acuden al despacho
presidencial para notificarle a Santos que si el fiscal no es de su partido, se
retirarán del gobierno.
Según María Isabel Rueda y El Tiempo, santistas de conveniencia, a eso
fueron los doctores Serpa y Gaviria a palacio.
Aparentemente su candidato a figurar en la terna es el fiscal encargado,
Dr. Perdomo; parece que él reúne las dos condiciones, es liberal y, de
pronto, de las minorías diferentes; es
decir, correligionario doble del expresidente pereirano.
¿Cuáles son las razones de la exigencia del Dr. Serpa? ¿Acaso tienen
que ver con la garantía de que el continuismo en el ejercicio del
cargo, en cuerpo ajeno de Montealegre, le asegura la impunidad frente a las acusaciones
que lo sindican de ser coautor intelectual del magnicidio del Dr. Álvaro Gómez
Hurtado y, de paso, cubre con la misma sombra de impunidad a su jefe Ernesto
Samper? Ahí si ¡averígüelo Vargas!
Y al Dr. Gaviria, ¿que lo mueve a coadyuvar el chantaje? Algunos dicen que
su solidaridad con el Dr. Perdomo es por motivos de colegaje, pero que yo sepa
el expresidente no es abogado.
Y vean el varapalos en que está metido el presidente. Uno de los posibles
ternados es el Dr. Néstor Humberto Martínez, al parecer militante del Partido
Cambio Radical del cual es jefe el vicepresidente Vargas Lleras, a quien Serpa
y Gaviria han vetado y exigido su renuncia al cargo que ostenta porque, según
los dos, compite con ventaja en la lucha por la presidencia.
Ese veto a la figuración del Dr. Martínez es una jugada de tres bandas
porque, de ser aceptado por Santos, sería un golpe bajo, uno más, a sus
contradictores velados u ostensibles, reales o imaginarios.
Si no estuviéramos padeciendo un régimen que nos sojuzga y asfixia, que nos
atropella y humilla, no estaríamos soportando tanta pena y tanta bellaquería.
El solo padrinazgo político partidista, ejercido a favor de cualquiera de
los aspirantes a figurar en la terna, es un motivo y una causal de
impedimento por la prosapia y condición de los padrinos, tan exactos a don Vito
Corleone, que lastima la dignidad de la República.
Santos y el régimen han convertido a la Administración de Justicia en un
traje preconfeccionado, que requiere modelos de la talla moral de Montealegre o
Bustos.
Los doctores Serpa y Gaviria deben ir pidiendo audiencia desde ya a todos y
cada uno de los magistrados electores del fiscal para que ellos, en su
sabiduría, decidan si los oyen en sala plena
o de manera individual en sus despachos, a pesar de la prohibición
reglamentaria de recibir en sus despachos a litigantes e intermediarios.
Los doctores Serpa y Gaviria le deben una explicación, clara y nítida a la militancia liberal que en mas del 99% es
decente, limpia y honesta y no comulga con esas prácticas tortuosas que solo
buscan la satisfacción de apetencias personalísimas y jamás el querer de su
partido.
Señores, ¡ni tanto deshonor, ni tanta indignidad!
¿TAMBIÉN LA ESCOGENCIA E INVESTIDURA DEL NUEVO FISCAL SE HARÁ COMO MADARSE A CONFECCIONAR ROPA DONDE EL SASTRE? ES DECIR, FISCAL A LA MEDIDA DE LAS NECESIDADES PALACIEGAS. CONTUBERNIO SE LLAMA ESO EN BUEN ROMANCE Y ES UN DELITO GRAVE QUE HABRÁ QUE INVESTIGAR ALGUNA VEZ POR EL BIEN DE LO QUE QUEDE DE NACIÓN.
ResponderEliminarProfesor Peloecaña, una vez mas me declaro en completa concordancia con sus apreciaciones en cuanto a la eleccion que esta en proceso y en la cual el señor presidente ya ha prevaricado al no cumplir con los terminos de la entrega de la terna. Esperemos que los magistrados elijan al menos malo y que el elegido al investirse proceda a la altura de su elevadisima y poderosa posicion.
ResponderEliminarSuday
Desde el departamento del Meta, un saludo cordial al maestro peloecaña, de nuevo, excelente artículo. Que pesar con esta Institución, convertida en un botín burocrático y arma letal contra la oposición.
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